Experiencia sublime, adentrarse a la selva por la corriente de las aguas profundas del Loretoyaku, surcando con la mirada el paisaje de la jungla, observando la cúpula de árboles sumergidos tras meses de invierno continuo, dejando que el horizonte inunde también la mirada, permitiendo que salpique gotas de aliento vital para el espíritu. Así pasan también las canoas con pescadores que nos observan con precaución y cautela, guardando silencio, aparecen y se esfuman sus miradas.
La humedad se prende a la piel, la empaña, la refresca y se apelmaza en una capa pegajosa, creando otra piel, más limpia y transparente que va limpiando, el smok adherido a los poros tras largas temporadas citadinas.
En el pensamiento las palabras empiezan a sobrar, se vuelven volátiles, se pierden en la inmensidad de los cielos y el canto de las aves nos da cuenta cuanto hemos perdido de la isla sagrada llamada Amazonía.
Van saltando del recuerdo travesías anteriores por estos lugares, como los pacos saltan en busca de aire en la superficie, pero vuelven a sumergirse, como aparecen y desaparecen nombres de comunidades, Santa Sofía, Macedonia, y una concesión de un parque Nacional Natural llamado Amacayaku. Los monopolios del denominado etno-turismo ya jugaron sus fichas en este país, aviatur, es un ejemplo de ello. Este parque se ofrece como destino turístico en el que incluye el souvenir de las comunidades indígenas de la región, el paseo por la maloka y la presentación de los grupos contratados por la multinacional, porque todo está incluido… también la observación de delfines rosados.
Más adelante llegamos a Puerto Nariño, un municipio pequeño, organizado y limpio. Aquí la población la conforman en su mayoría 3 etnias, los Tikuna, los Yagua y los Cocama, que han conformado en las afueras del municipio un lugar denominado Ticoya, con las iniciales de las tres comunidades. Aunque también aquí habitan algunos huitotos, pero son pocos. Está el abuelo Vargas y el señor Curaca.
Yo soy hombre de la selva, curandero, yo le di a beber Yague macho, yo sé que te dí y te cuidé-
El cuerpo se desconecta de la mente, el cerebro funciona pero ya no puedo gesticular palabra alguna. Me acogó a las fuerzas del espìtirtu de la selva, a mis guìas espirituales, a mis padres físicos y pido ser bañado por la planta sagrada.